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04 febrero 2024

La estela de Ismael en Yemen

Disfruta de este interesante video con subtítulos en español que explica lo notable del descubrimiento reciente de la estela funeraria tallada con el nombre Ismael en las inmediaciones de Yemen, Arabia que posiblemente proviene de la tribu y region de Nahom (NHM) datada en el siglo 6 a.C.



Para mayor información: 

Ver evidencia en ScriptureCentral (inglés)

Ver ficha en Archive (inglés)


21 octubre 2021

Un Ismael enterrado cerca de Nahom

 Por Neal Rappleye

Intérprete: Una Revista de Academia y Fe Santo de los Últimos Días 48 (2021)


Traducción al español por Israel González

Link artículo original en inglés


Resumen: Los eruditos Santos de los Últimos Días generalmente están de acuerdo en que “el lugar llamado… Nahom”, donde fue enterrado Ismael (1 Nefi 16:34) se identifica como la región tribal de Nihm en Yemen. Significativamente, una estela funeraria con el nombre y s1mʿʾl  el equivalente de Ismael en Arabia del Sur  fue encontrada cerca de la región de Nihm y data cerca del siglo VI a.C. Aunque no se puede determinar con certeza que este es el Ismael del Libro de Mormón, la evidencia circunstancial sugiere que esa es una posibilidad que vale la pena considerar.


En décadas recientes, los eruditos Santos de los Últimos Días han llegado a identificar a Nahom, el lugar de entierro de Ismael, el suegro de Nefi (1 Nefi 16:34), con la región tribal de Nihm en Yemen.[1] Las fronteras exactas del área tribal de Nihm han fluctuado con el tiempo, pero se han ubicado cerca del Wadi Jawf desde la era islámica temprana.[2] Varias inscripciones que refieren a individuos como nhmyn ("nihmita") confirman que la tribu existió al menos por el siglo séptimo a.C.[3], y basado en estos textos, los eruditos generalmente creen que la tribu de Nihm estaba en una región cercana a Jawf en la antigüedad.[4]

Es digno mencionar, por tanto, que en 2008 un corpus de más de 400 estelas funerarias toscamente talladas recuperadas de Wadi Jawf fueron publicadas por el Museo Nacional de Saná.[5] Estas estelas tienen rasgos faciales antropomórficos tallados sobre una inscripción del nombre del difunto. Éste es un estilo de estela funeraria panárabe, con este corpus particular que presenta algunas variaciones regionales distintivas y exclusivas del Wadi Jawf. [6] Entre ellas se encuentra una estela funeraria de 30 cm x 12,5 cm x 7,5 cm de piedra caliza con el boceto de una cara toscamente grabada (ojos, nariz, boca y línea maxilar), debajo de la cual está inscrito el nombre y s1mʿʾl en epigráfía del sur de Arabia, traducido como "Yasmaʿʾīl" (véase Figura 1). [7] La estela está datada paleográficamente en los siglos VI-V a.C., aunque Mounir Arbach y sus coautores la consideran estilísticamente entre "algunos ejemplos burdos" del tipo de estela de elementos faciales esculpidos "conocidos por el siglo VII a.C al siglos VI a.C.” [8]

Figura 1. Estela funeraria YM 27966 que lleva el nombre Y s1MʿʾL,

equivalente al nombre hebreo “Ismael”, data del siglo VI a.C. aprox. [9]




El nombre Yasmaʿʾīl es la forma de Arabia del Sur del nombre Ismael, aunque los dos nombres pueden verse algo diferentes en la traducción.[10] El y s1mʿʾl inscrito es exactamente tal como el nombre hebreo yšmʿʾl (ישמעאל) — típicamente vertido como “Ishmael” en inglés — se escribiría en árabe del sur epigráfico.[11] De hecho, los dos nombres tienen exactamente la misma etimología, que significa "Dios ha oído / escuchado" o "que Dios oiga",[12] y en The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, el antiguo [término] árabe del sur y s1mʿʾl aparece como un equivalente al nombre hebreo yšmʿʾl (Ismael).[13] Entonces, esta estela indica que un hombre denominado con el equivalente de Ismael fue enterrado en o cerca del Wadi Jawf alrededor del siglo VI a.C. alrededor del mismo período de tiempo en el cual Ismael fue enterrado en Nahom, de acuerdo al Libro de Mormón (1 Nefi 16:34).

Figura 2. El nombre “Ismael” (Yasmaʿʾil) en la antigua escritura del sur de Arabia.


¿Conexión con Nihm?


Desafortunadamente, esta estela funeraria y el resto de este corpus en particular fueron saqueados de su contexto original y recuperados en el mercado de antigüedades, por lo que carecen de una procedencia clara. La autenticidad de estas estelas no se pone en duda,[14] pero esto significa que es imposible saber exactamente de dónde vinieron y si ese lugar tenía alguna conexión con la tribu Nihm. Sin embargo, una colección separada de 40 estelas funerarias del mismo estilo fue recuperada in-situ en el antiguo sitio de Yathill (actual Barāqish), una de las antiguas ciudades-estado de Jawf.[15] Barāqish se asocia con la tribu moderna de Nihm,[16] por lo que es posible que algunas de las estelas saqueadas también provengan de las áreas conectadas a Nihm.

Figura 3. Mapa del Wadi Jawf.


Interesantemente, se cree que algunas de las estelas saqueadas provienen de Haram, otra de las ciudades-estado de Jawf.[17] Estelas de un estilo similar se recuperaron previamente en Haram, y se tomaron como evidencia de que personas de tribus "árabes" al norte de Jawf estuvieron presentes en Haram desde el período más temprano de la historia de Arabia del Sur.[18] Tres inscripciones idénticas de este lugar, todas fechadas en el siglo VII a.C., mencionan a un hombre llamado ʿAmmīʾanas, que se llama kbr nh [m] tn, que significa el “jefe” o “líder tribal”(kbr) de un grupo llamado NHMTN.[19] Christian Robin traduce aquí nhmtn como “los pulidores de piedra” (des tailleurs de pierre),[20] mientras que G. Lankester Harding consideró a NHMTN en estas inscripciones como un nombre, muy probablemente el nombre de una “tribu o pueblo”.[21] Otra inscripción del siglo VII a.C. (de un lugar desconocido) identifica a un hombre llamado Halakʾamar y su padre ʾIlīdharaʾ ambos como kbr nhmt; en esta inscripción, el NHMT se entiende como una referencia a una tribu y Herrmann von Wissmann lo identificó como el de Nihm.[22] Si NHMTN es el mismo grupo que el NHMT, estas inscripciones pueden sugerir un vínculo entre Haram y Nihm en la época de Lehi.[23] De forma significativa, Haram estaba a solo unas 4 millas al oeste de Maʿin (antigua Qarnaw), donde una bifurcación del antiguo Camino del Incienso atravesó el desierto hacia el este (véase 1 Nefi 17: 1).[24]

¿Un extranjero o viajero en caravana?


El trasfondo y origen de la población asociada con estelas funerarias de este estilo es actualmente incierto, con al menos dos hipótesis en competencia. Con base en el contexto arqueológico del corpus de Yathill (Barāqish), Sabina Antonini y Alessio Agostini argumentan que provienen de un grupo "forastero", que "estaban conectados de alguna manera con la ciudad de Barāqish, pero que no eran en efecto miembros de la comunidad". Lo más probable es que "fueran caravaneros dedicados al comercio en todo el lado occidental de la península",[25] o potencialmente "extranjeros que ciertamente tenían algún tipo de contacto con los habitantes de Barāqish" y que habían "desarrollado relaciones con los habitantes sedentarios de la ciudad, pero que no pertenecían 'oficialmente' allí.”[26]

Mounir Arbach, Jérémie Schiettecette e Ibrâhîm al-Hâdî, por otro lado, argumentan que las estelas saqueadas de Jawf fueron producto de los estratos más bajos de las poblaciones locales, basándose en la naturaleza generalmente tosca e inexperta de las tallas e inscripciones.[27] Estos dos puntos de vista no son necesariamente excluyentes entre sí, puesto que Arbach y otros permiten la posibilidad de que "un pequeño número" represente a los "fallecidos de diferentes orígenes culturales", específicamente, "comerciantes de caravanas, nómadas, mineros establecidos en el norte de Arabia, [y] poblaciones del centro o norte de Arabia."[28] Entonces, el Ismael o Yasmaʿʾīl de esta estela fue o bien un individuo local de estatus social bajo, o bien un extranjero del norte que viajaba a lo largo de la ruta comercial principal, quizás con alguna conexión con las poblaciones de Wadi Jawf y sus alrededores.

El nombre Ismael / Yasmaʿʾil


Una de las formas en que se evalúan los orígenes de estas estelas es a través de la onomástica (los nombres en las estelas).[29] Un análisis de la onomástica encontrada en las estelas de Barāqish indicó que había varios vínculos con nombres semíticos del noroeste y del norte de Arabia, lo que refuerza la hipótesis que estos individuos estaban involucrados en el comercio de caravanas.[30] Hugh Nibley creía que el Ismael del Libro de Mormón tenía vínculos árabes, según su nombre,[31] pero hoy la evidencia apunta en la dirección opuesta. El nombre Ismael es de origen semítico noroccidental y está bien atestiguado en la tradición hebrea, tanto en el Antiguo Testamento, que menciona a otros cinco Ismael además del hijo de Abraham y Agar, como en las fuentes epigráficas de los siglos VIII al VI a.C.[32] De hecho, Ismael “era un nombre muy popular en los siglos VII y VI [a.C.]” en Judá.[33] En contraste, en el sur de Arabia, Ismael (y s1mʿʾl) era poco común en ese tiempo. De las 28 certificaciones del nombre en el Corpus of South Arabian Inscriptions (CSAI), solo cuatro están datadas en el Período Sabaico Temprano (aprox. previo al cuarto siglo a.C.).[34] Por lo tanto, en lugar de señalar orígenes árabes, el nombre Ismael es un nombre hebreo apropiado, y potencialmente indica que el Yasmaʿʾil enterrado en Yemeni Jawf era un extranjero del norte, donde se originó su nombre semítico y era más común.

La familia de Lehi y las costumbres de escritura y entierro de Arabia del Sur


Dado que esta estela tiene un estilo completamente árabe y la inscripción está en árabe del sur epigráfico, algunos pueden preguntarse si es probable que los israelitas de Jerusalén, como Lehi y su familia, adopten tales prácticas extranjeras en sus costumbres funerarias. Las prácticas funerarias de la Edad de Hierro en Judá e Israel reflejan en gran medida las de sus vecinos en Palestina,[35] y después los judíos del Período del Segundo Templo también incorporan con frecuencia las tradiciones funerarias de la cultura circundante.[36] De esa forma, no es poco razonable el suponer que mientras viajaban a través de Arabia, como a lo largo de la ruta principal de caravanas,[37] Lehi y su familia puedan haber adoptado prácticas de entierro comunes a las poblaciones locales o a las de compañeros de viaje de caravanas.
El hecho de que la inscripción esté en árabe del sur epigráfico, sin embargo, plantea el cuestionamiento de si la familia de Lehi habría aprendido el idioma y la escritura locales. Al hacer los arreglos para el entierro de Ismael, es plausible que la familia de Lehi contratara a un tallador de piedra local (quizás de la tribu Nihm) para hacer la estela e inscribirla con el nombre de Ismael; a la luz de la ejecución clara (aunque burda) del estilo y la escritura locales, ésta es quizás la hipótesis más probable. No obstante, hay algunos indicios de que la familia de Lehi pudo haber aprendido idiomas del sur de Arabia. Ciertamente, aprender el nombre "Nahom" y hacer arreglos con la población local para el entierro apropiado de Ismael habría requerido al menos aprender el idioma hablado. Además, algunos académicos han propuesto una etimología de Arabia del Sur para el nombre Irreantum, lo que sugiere que la familia de Lehi se habría familiarizado con los idiomas locales.[38]

Más específicamente, sugiriendo que el conocimiento de una escritura epigráfica del sur de Arabia está en un estudio sin publicar de "caracteres" del Libro de Mormón, documento que sugiere que la escritura epigráfica del sur de Arabia se asemeja a algunos de los símbolos que se parecen a los caracteres del norte y del sur de Arabia.[39] S. Kent Brown también argumentó que la familia de Lehi pudo haber pasado tiempo bajo servidumbre en el sur de Arabia.[40]  Si es cierto, entonces la mano de obra calificada de Nefi y Lehi (y tal vez otros en la travesía), quienes pudieron escribir y trabajar en metales (y escribir sobre metales),[41] probablemente habrían sido uno de los mejores recursos humanos para [convertirse en] siervos de señores tribales, requiriéndoseles aprender el idioma.[42]

¿Podría ser este Ismael del Libro de Mormón?


En última instancia, no hay suficiente evidencia para una identificación positiva entre el Yasmaʿʾil de esta estela funeraria y el Ismael del Libro de Mormón. Lo máximo que se puede decir es que hubo un Ismael, enterrado cerca de la región tribal de Nihm, alrededor del siglo VI a.C. La falta de información de identificación adicional en la inscripción (como un patrónimo) o el texto del Libro de Mormón, y la incapacidad de determinar con certeza si la estela en cuestión se encontró dentro o simplemente cerca de la región tribal de Nihm, hace una asociación más definitiva imposible.

Aún así, la posibilidad es tentadora. El Yasmaʿʾil de esta estela funeraria fue enterrado en algún lugar dentro o cerca de Wadi Jawf, en el siglo VI a.C. aprox., posiblemente en un sitio (Haram) del cual algunas inscripciones sugieren que tenía una conexión con el Nihm de la época de Lehi. El nombre Yasmaʿʾil y el estilo de la estela sugieren (pero no con evidencia definitiva) de un extranjero del norte, asociado con el comercio de caravanas. Ismael fue enterrado en Nahom — identificado como el área tribal de Nihm, cerca de Wadi Jawf — a principios del siglo VI a.C., y quien había llegado al área desde el norte, muy probablemente viajando a lo largo de la ruta principal de las caravanas. Así, los perfiles generales de los dos Ismaeles encajan, al menos a grandes rasgos. Por lo menos, parece razonable sugerir que si el Ismael del Libro de Mormón fuera enterrado con algún tipo de marcador distintivo, probablemente se habría parecido a la estela de Yasmaʿʾil — una estela toscamente tallada típica de los extranjeros que viajan por la zona, quienes carecían de tiempo o de recursos sustanciales para permitirse una piedra funeraria tallada y grabada de una manera más extravagante.

Aunque una conclusión más firme nos elude, el mismo hecho de que un Ismael fue enterrado en las proximidades de la región tribal de Nihm en la misma época en que el Libro de Mormón indica que un hombre llamado Ismael fuera enterrado en Nahom es bastante notable. Este hecho ciertamente no debilita el caso de la historicidad del Libro de Mormón.

Referencias


  1. Véase, por ejemplo, S. Kent Brown, "New Light from Arabia on Lehi’s Trail", en Echoes and Evidences of the Book of Mormon, eds. Donald W. Parry, Daniel C. Peterson y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 2002), 81–83; Terrance L. Szink, “Nahom”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City: Deseret Book, 2003), 580 (véase el mapa en p. 514); Stephen D. Ricks, "Tras el rastro de Lehi: Nahom, el lugar de entierro de Ismael", Journal of Book of Mormon and Other Restoration Scripture 20, no. 1 (2011): 66–68; Brant A. Gardner, Traditions of the Fathers: The Book of Mormon as History (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2015), 105–108; Warren P. Aston, Lehi and Sariah in Arabia: The Old World Setting of the Book of Mormon (Bloomington, IN: Xlibris, 2015), 59–93. Véanse, además, las discusiones sobre Nahom en los artículos de Warren P. Aston, George Potter y Richard Wellington, S. Kent Brown, David LaFevre y Jeffrey R. Chadwick en Dana Pike, ed., Lehi and Sariah's Wilderness Trek: Illuminating the Real-World Setting (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2006), una edición especial de Journal of Book of Mormon Studies (vol. 15, no. 2), que demuestra un amplio acuerdo entre varios estudiosos sobre la correlación de Nahom con el área de Nihm. La conexión se ha incluído en publicaciones de importantes editoriales académicas, como Princeton, Oxford, Brill y otras. Véase John M. Lundquist, “Biblical Seafaring and the Book of Mormon”, en Raphael Patai, The Children of Noah: Jewish Seafaring in Ancient Times (Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1998), 173; Terryl L. Givens, By the Hand of Mormon: The American Scripture that Launched a New World Religion (Nueva York: Oxford University Press, 2002), 120–21, 147; Terryl L. Givens, El Libro de Mormón: Una introducción muy breve (Nueva York: Oxford University Press, 2009), 117–18; John A. Tvedtnes, “Names of People: Book of Mormon”, en Encyclopedia of Hebrew Language and Linguistics, 4 vols., Ed. Geoffrey Khan (Boston, MA: E. J. Brill, 2013), 2: 787; Grant Hardy, “The Book of Mormon”, en The Oxford Handbook of Mormonism, eds. Terryl L. Givens y Philip L. Barlow (Nueva York: Oxford University Press, 2015), 143.
  2. Véase Christian Robin, "Nihm: Nubdha fī ʾl-jughrāfiyya al-taʾrīkhiyya wafqan li-muʿṭiyāt al-Hamdānī", en Al-Hamdani: A Great Yemeni Scholar, Studies on the Occasion of His Millennial Anniversary, ed. Yusuf Mohammad Abdallah (Saná, Yemen: Universidad de Saná, 1986), págs. 83–98; Christian Robin, "La penetración de los árabes nómadas en Yemen", Revista del mundo musulmán y el Mediterráneo 61, no. 1 (1991): 85.
  3. Para los reportes originales de los Santos de los Últimos Días sobre estas inscripciones, véase S. Kent Brown, "New Light:‘ The Place that was Called Nahom ’", Journal of Book of Mormon Studies 8, no. 1 (1999): 66–68; “Book of Mormon Linked to Site in Yemen”, Liahona, febrero de 2001, pág. 79; Warren P. Aston, “Newly Found Altars from Nahom,”, Journal of Book of Mormon Studies 10, no. 2 (2001): 56–61. Las actualizaciones e inscripciones adicionales se informan en Warren P. Aston, "A History of NaHoM", BYU Studies Quarterly 51, no. 2 (2012): 78–98.
  4. Véase Hermann von Wissmann, Sobre la historia y los estudios regionales de la antigua Arabia del Sur, Colección Eduard Glaser III (Viena: Academia de Ciencias de Austria, 1964), 96–97, 307–308; Jacques Ryckmans, Walter W. Müller y Yusuf M. Abdallah, Textes du Yémen Antique Inscrits Sur Bois (Lovaina: Institut Orientaliste, Université Catholique de Louvain, 1994), 46-50; pl. 3A-B; Peter Stein, Las minúsculas inscripciones antiguas del sur de Arabia en palos de madera de la Biblioteca Estatal de Baviera en Munich, 2 vols. (Tubinga y Berlín: Ernst Wasmuth Verlag, 2010), 1: 22n43; 23, fig. 1; Christian Robin y Burkhard Vogt, ed., Yémen: au pays de la reine de Saba ’(París: Flammarion, 1997), 144; Wilfried Seipel, editor, Yemen: Arte y arqueología en la tierra de la reina de Saba' (Viena: Kunsthistorisches Museum, 1998), 325; Alessandro de Maigret, ed., Yemen: Nel paese della Regina di Saba (Roma: Palazzo Respoli Fondazione Memmo, 2000), 344-45; St. John Simpson, ed., Reina de Saba: Tesoros del Antiguo Yemen (Londres: Museo Británico, 2002), 166.
  5. Véase Mounir Arbach, Jérémie Schiettecette e Ibrâhîm al-Hâdî, Colección de estelas funerarias del valle de Jawf: Museo Nacional Sanʿâʾ, Parte III (Sanʿāʾ: Fondo Social para el Desarrollo y Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2008).
  6. Sobre el contexto panárabe de estas estelas, véase Jérémie Schiettecatte, “The Arabian Iron Age Funerary Stelae and the Issue of Cross-Cultural Contacts”, en Death and Burial in Arabia and Beyond: Multidisciplinary Perspectives, ed. Lloyd Weeks (Oxford: Archaeopress, 2010), 191-203. Sobre la variación regional distintiva de Jawf, véase Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 5-6.
  7. Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 72, no. 105.
  8. Ibíd., 10. Para la datación de los siglos VI-V aC, ver p. 72, no. 105.
  9. Imagen de Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 72, no. 105. Usado con permiso de Mounir Arbach. Dibujo basado en la imagen de Jasmin Giménez Rappleye.
  10. La traducción académica más técnica del hebreo es Yišmaʿʾēl, lo que hace que las similitudes con el Yasmaʿʾīl de Arabia del Sur sean algo más evidentes. Yasmaʿʾīl también se puede occidentalizar con la ortografía más similar a "Ismael" Isma'il, como en Christian Robin e Yves Calvet, Arabie Heureuse, Arabie Déserte: Les Antiquités Arabiques du Musée du Louvre (París: Editions de la Réunion des musées nationaux, 1997), 318.
  11. En el sur de Arabia, el sat (transcrito como s1) es el equivalente estándar del shin (transcrito como š) en las lenguas semíticas del noroeste, como el hebreo. Véase Leonid E. Kogan y Andrey V. Korotayev, "Sayhadic (Epigraphic South Arabian)", en The Semitic Languages, ed. Robert Hetzron (Nueva York: Routledge, 1997), 222-23; Norbert Nebes y Peter Stein, "Ancient South Arabian", en The Ancient Languages of Syria-Palestine and Arabia, ed. Roger D. Woodard (Nueva York: Cambridge University Press, 2008), 148–49; Peter Stein, "Ancient South Arabian", en Las lenguas y dialectos semíticos: un manual internacional, ed. Stefan Weninger (Boston, MA: De Gruyter Mouton, 2011), 1048; Rebecca Hasselbach, "Old South Arabian", en Idiomas del mundo de la Biblia, ed. Holger Gzella (Boston, MA: De Gruyter, 2012), 169, tabla 1.
  12. Para el hebreo yšmʿʾl, ver Francis Brown, S.R. Driver y Charles A. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), 1035; Ludwig Koehler y Walter Baumgartner, The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, ed. estudio, trad. M.E.J. Richardson, 2 vols. (Boston, MA: Brill, 2001), 1: 447; David J. A. Clines, The Dictionary of Classical Hebrew, 8 vols. (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1993–2011), 4: 333–34. Para South Arabian y s1mʿʾl, véanse Robin y Calvet, Arabie Heureuse, Arabie Déserte, 318; Christian Julian Robin, "La Chronologie et ses Problèmes", en Yémen: au pays de la reine de Saba ’, ed. Christian Robin y Burkhard Vogt (París: Flammarion, 1997), 63. Para las partes que componen en Arabia del Sur, s1mʿ, “escuchar, escuchar, obedecer” + ʾl, “Dios”, ver A.F.L. Beeston, M.A. Ghul, W.W. Müller, J. Ryckmans, Sabaic Dictionary (inglés-francés-árabe) (Saná: Universidad de Saná, 1982), 5, 127; Joan Copeland Biella, Dictionary of Old South Arabic: Sabaen Dialect (Cambridge, MA: Harvard Semitic Museum, 1982), 15, 338; Stephen D. Ricks, Lexicon of Inscriptional Qatabanian (Roma: Editrice Pontificio Instituto Biblico, 1989), 10, 160.
  13. Koehler y Baumgartner, HALOT, 1: 447. Koehler y Baumgartner no incluyen el superíndice 1 utilizado para distinguir el sat (s1) del shin (s2) y el samekh (s3) en la transliteración de sibilantes del sur de Arabia, pero no hay duda de que se pretende el mismo nombre, ya que ni y s2mʿʾl ni y s3mʿʾl están atestiguados en las inscripciones de Arabia del Sur.
  14. Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 7.
  15. Alessandro de Maigret, “Excavaciones de la misión arqueológica italiana en Barâqish (República de Yemen)”, Boletín Archaeologia 0 (2009): 59–60, 89–90, fig. 57–59; Sabina Antonini y Alessio Agostini, "Excavaciones de la misión arqueológica italiana en Yemen: una necrópolis minaean en Barāqish (Wadi Jawf) y la necrópolis Qatabanian de Ḥayd bin ʿAqīl (Wadi Bayḥān)", en Death and Burial in Arabia and Beyond, 215-24.
  16. Véase Robin, "Nihm", 95. Christian Robin, "Tribus et territoires d’Arabie, d’après les inscriptions antiques et les généalogies d’époque islamique", Semitica et Classica 13 (2020): 237 explica que el sharīf de Barāqish "caen bajo" Nihm, pero no son necesariamente una parte oficial de la tribu, sino que son más bien "aliados" bajo la protección de Nihm.
  17. Arbach et al., Collection of Funerary Stelae from the Jawf Valley, 3
  18. Christian Robin, Inabba ’, Haram, Al-Kāfir, Kamna et al-Ḥarāshif, 2 vols. (París: Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, 1992), 1: 39–40, refiriéndose a Haram 41, 44, 45 y 48. Un texto dedicatorio del siglo VII a.C. de Haram incluye ʿṯtr ḏ-Rgmt, “ʿAthtar dhu- Ragmat ”, el dios de Najran, entre su lista de deidades, ilustrando así las primeras relaciones de Haram con las tribus al norte de Jawf. Véase YM 28823 en la base de datos CSAI y en Mounir Arbach y Rémy Audouin, Colección de artefactos epigráficos y arqueológicos de los sitios de al-Jawf: Museo Nacional de Ṣanʿâʾ (Ṣanʿāʾ: UNESCO-SFD y Museo Nacional de Ṣanʿā, 2007), 44–45.
  19. Véase Haram 16, Haram 17 y Haram 19 en Robin, Inabba ’, Haram, Al-Kāfir, Kamna, 1: 85–89. La datación de estas inscripciones se basa en la referencia a Watarʾīl, rey de Haram de aprox. 665–650 a.C., según K. A. Kitchen, Documenting Ancient Arabia, 2 vols. (Liverpool: Liverpool University Press, 1994-2000), 2: 120, 741. Véase también Robin, Inabba ’, Haram, Al-Kāfir, Kamna, 1: 24-26; Mounir Arbach e Irene Rossi, “Haram: cité antique du Jawf (Yémen). Quelques bribes de dix siècles d’histoire et nouveaux textes amīrites”, Semitica et Classica 13 (2020): 25–26, 30.
  20. Ver traducción de Robin en la referencia del num. 19. Consulte también la traducción de Haram 16, Haram 17 y Haram 19 en la base de datos CSAI, http://dasi.cnr.it/.
  21. G. Lankester Harding, An Index and Concordance of Pre-Islamic Arabian Names and Inscriptions (Toronto, ON: Universidad de Toronto, 1971), 940, vertiendo NH [MT] N desde C 510 (= Haram 16) como el nombre "dudoso" (debido a la necesidad de restaurar una parte). En P. 1, categoría C3, Harding utilizó kbr como una indicación contextual a fin de identificar los nombres de una "tribu o pueblo". Más recientemente, Hani Hayajneh, “Eine Sammlung von Fragmentarischen Altsüdatabischen Inschriften aus dem Jemen”, Arabian Archaeology and Epigraphy 15, no. 1 (2004): 147n113 argumentó que en una expresión similar (kbr nhmn), nhmn debería interpretarse como un nombre tribal (en lugar de una referencia a tallado de piedra) porque estaba precedido por kbr, refiriéndose (argumentó Hayajneh) a un líder tribal.
  22. Consulte CIH 673 la base de datos CSAI, http://dasi.cnr.it/, para identificar nhmt como nombre tribal en este texto (al 26 de agosto de 2021). Para la fecha de este texto en el siglo VII a.C., véase Kitchen, Documenting Ancient Arabia, 2: 139. Para la identificación de von Wissmann del NHMT con la tribu y región de Nihm, véase von Wissmann, Zur Geschichte, 307-308. Los eruditos anteriores vincularon específicamente NHMTN en las inscripciones de Haram con el nhmyn de otros textos. Véase Mayer Lambert, "Les Inscriptions Yéménites du Musée de Bombay", Revue d’Assyriologie et d’archéologie orientale 20 (1923): 80–81.
  23. Dado que otras inscripciones en Haram usan kbr para referirse a los líderes de colonias o puestos comerciales de Haram que viven dentro del territorio de otra tribu (p. Ej., Kbr ḥḍrmwt en Haram 12; ver Robin, Inabba ', Haram, Al-Kāfir, Kamna, 1: 52; Arbach y Rossi, "Haram", 24n45), es posible que Haram tuviera un puesto comercial dentro del territorio de Nihm, como me sugirió un estudioso de los antiguos estudios de Arabia del Sur (comunicación personal, 15 de mayo de 2019).
  24. Véase Nigel Groom, Frankincense and Myrrh: A Study of the Arabian Frankincense Trade (Nueva York: Longman, 1981), 167; Michael Jenner, Yemen Rediscovered (Essex: Longman, 1983), 16.
  25. Antonini y Agostini, "A Minaean Necropolis at Barāqish", 221. Véase también Maigret, "Excavations of the Italian Archaeological Mission", 60.
  26. Antonini y Agostini, “A Minaean Necropolis at Barāqish”, 222–23. Giovanni Garbini, "Su alcuni tipi di stele e statuette sudarabiche con iscrizine", Annals 37 (1977): 375-81 (véase especialmente p. 378) concluyeron de manera similar que otras estelas de tipo similar llegaron a Yemen a través de un grupo cultural de Arabia del Norte.
  27. Schiettecatte, “Arabian Iron Age Funerary Stelae,”, 191-203; Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 14-15.
  28. Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 15.
  29. Véase Ibíd., 13-15.
  30. Véase Alessio Agostini, "Funerary Stelae from Barāqish: Study of the Onomastics", en Sabina Antonini y Alessio Agostini, A Minaena Necropolis en Barāqish (Jawf, República de Yemen): Informe preliminar de las campañas arqueológicas 2005-2006 (Roma: Instituto Italiano por l'Africa e l'Oriente, 2010), 49–70, esp. 69–70. Sin embargo, esto no significa necesariamente que los individuos mismos fueran extranjeros. Los nombres a menudo se transmiten a través del intercambio cultural, por lo que los comerciantes del sur de Arabia, naturalmente, podrían haber aprendido los nombres semíticos del noroeste y del norte de Arabia durante sus viajes, y usarlos al nombrar a sus hijos.
  31. Esto se expresa más claramente en Hugh Nibley, Enseñanzas del Libro de Mormón: Transcripciones de conferencias presentadas a una clase de honores del Libro de Mormón en la Universidad Brigham Young, 1988–1990, 4 vols. (Provo, UT: FARMS, 2004), 3: 27-28. Véase también Nibley, Lehi in the Desert / The World of the Jaredites / There Were Jaredites (Salt Lake City: Deseret Book, 1988), 40; Nibley, An Approach to the Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book, 1988), págs. 72–73; Nibley, The Prophetic Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book, 1989), 545.
  32. Los seis Ismaeles en la Biblia son: (1) el hijo de Abraham vía Agar (Génesis 16-17; 21; 25); (2) el hijo de Azel de Benjamín, aprox. Siglo VII a. C. (1 Crónicas 8:38; 9:44); (3) padre de Zebadías, el gobernador de Judá en el siglo IX a.C. bajo Josafat (2 Crónicas 19:11); (4) el hijo Johanán, que se unió a la revuelta contra la reina Atalía aprox. 835 a.C. (2 Crónicas 23: 1); (5) el hijo de Netanías, miembro de la familia real y traidor de Judá (Jeremías 40–41; 2 Reyes 25: 23–25); (6) uno de los hijos de Pasur, que había tomado esposas extranjeras en el período posterior al exilio (Esdras 10:22). Véase James E. Brenneman, “Ishmael”, en Eerdmans Dictionary of the Bible, ed. David Noel Freedman (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2000), 653. Para Ismael en epigrafía hebrea, Clines, Dictionary of Classical Hebrew, 4: 334, enumera 19 sellos hebreos que dan fe del nombre de Ismael , la mayoría de los cuales datan de los siglos VII-VI a.C. He identificado 60 atestaciones de Ismael en fuentes epigráficas hebreas del siglo VIII al VI a. C. Véase Nahman Avigad, Hebrew Bullae from the Time of Jeremiah (Jerusalem: Israel Exploration Society, 1986), 64–66, 69, 74; Gabriel Barkay, "A Bulla of Ishmael, the King's Son", Bulletin of the American Schools of Oriental Research 290/291 (1993): 109–14; Nahman Avigad, rev. Benjamin Sass, Corpus of West Semitic Stamp Seals (Jerusalem: Israel Academy of Sciences and Humanities, 1997), 108, 111-14, 123, 200, 206-209, 212, 235, 238; Robert Deutsch y Michael Heltzer, Nueva evidencia epigráfica del período bíblico (Tel Aviv y Jaffa: Publicación del Centro Arqueológico, 1995), 83–84; Robert Deutsch y Michael Heltzer, West Semitic Epigraphic News of the 1st Millennium BCE (Tel Aviv: Publicación del Centro Arqueológico, 1999), 64–66; Robert Deutsch, Messages from the Past: Hebrew Bullae from the Time of Isaiah through the Destruction of the First Temple (Tel Aviv: Publicación del Centro Arqueológico, 1999), 28, 29, 35, 36, 40, 41, 46, 124–25 , 151–52, 171–72; Robert Deutsch y André Lemaire, Sellos personales del período bíblico en la colección Shlomo Moussaieff (Tel Aviv: Publicación del Centro Arqueológico, 2000), 61; Robert Deutsch, “Un tesoro de cincuenta bullas de arcilla hebreas de la época de Ezequías”, en Shlomo: Estudios en epigrafía, iconografía, historia y arqueología en honor a Shlomo Moussaieff, ed. Robert Deutsch (Tel Aviv y Jaffa: Publicación del Centro Arqueológico, 2003), 77–79; Robert Deutsch, Biblical Period Hebrew Bullae: The Joseph Chaim Kaufman Collection (Tel Aviv: Archaeological Center Publication, 2003), 56–57, 74–75, 215–20, 362–63; Robert Deutsch, Biblical Period Epigraphy: The Joseph Chaim Kaufman Collection — Seals, Bullae, Handles (Jaffa: Archaeological Center Publication, 2011), 42–43, 89–90, 115–16, 122–24, 143–44, 159– 62, 184, 252.
  33. Ernest Axel Knauf, “Ismael”, en Anchor Bible Dictionary, 6 vols., Ed. David Noel Freedman (Nueva York: Doubleday, 1992), 3: 513. Véase también David Rolph Seely, revisión de Enseñanzas del Libro de Mormón: Semestre 3, por Hugh Nibley, Revisión de libros sobre el Libro de Mormón 5 (1993): 193–94. En Avigad, Bullae hebreo de la época de Jeremías, 116, Yišmaʿʾēl está calificado como el nombre atestiguado con mayor frecuencia en una colección de 255 bullae de finales del siglo VII a principios del siglo VI a.C. Sobre los orígenes semíticos del noroeste del nombre, véase Ebbe Egede Knudsen, “Nombres amorreos y onomástica del Antiguo Testamento”, Scandinavian Journal of the Old Testament 13, no. 2 (1999): 202-24, esp. 218.
  34. Además de la estela de Yasmaʿʾīl en discusión (YM 27699), ver as-Sawdāʾ 18, CIH 545 y Maʿīn 109, Base de datos de CSAI, http://dasi.cnr.it/. De estos, CIH 545 y Maʿīn 109 datan del siglo VII a.C. véase Kitchen, Documenting Ancient Arabia, 2: 124 (CIH 545); Mounir Arbach, "La Decouverte du Temple Intra-Muros de Nakrah a Maʿin, L’antique Qarna", Arqueología y epigrafía árabe 22, no. 2 (2011): 201–14 (Maʿīn 109). La datación específica para as-Sawdāʾ 18 no está disponible, pero está fechada en el Período Sabaico Temprano (aprox. anterior al siglo IV a.C.). Hay cinco inscripciones más pequeñas y pequeñas en la colección de estelas funerarias de Jawf, pero todas datan de un período posterior, aprox. Siglos IV-II a.C. Ver Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 52 (núm. 45), 105 (núm. 204), 114 (núm. 231), 152 (núm. 344), 157 (núm. 358).
  35. Véase Elizabeth Bloch-Smith, Judahite Burial Practices and Beliefs about the Dead (Sheffield, Reino Unido: Sheffield Academic Press, 1992).
  36. Véase Rachel Hachlili, Costumbres, prácticas y ritos funerarios judíos en el período del segundo templo (Boston, MA: Brill, 2005). Véase también Pieter W. van der Horst, “Inscripciones funerarias judías: la mayoría están en griego”, Biblical Archaeology Review 18, no. 5 (septiembre / octubre de 1992): 46–57.
  37. Véase Lynn M. Hilton y Hope A. Hilton, En busca del rastro de Lehi (Salt Lake City: Deseret Book, 1976), págs. 27–44; George Potter y Richard Wellington, Lehi in the Wilderness: 81 Evidencias nuevas y documentadas de que el Libro de Mormón es una historia verdadera (Springville, UT: Cedar Fort, 2003), 53–71.
  38. Véase Paul Y. Hoskisson, Brian M. Hauglid y John Gee, "What’s in a Name? Irreantum ”, Journal of Book of Mormon Studies 11, no. 1 (2002): 90–93, 114–15.
  39. Consulte “Similitudes entre la transcripción de Anthon y el antiguo árabe del sur (árabe)”, Journal of Book of Mormon Studies 8, no. 2 (2002): 83, 88; Brown, "New Light from Arabia", pág. 88.
  40. Véase S. Kent Brown, "A Case for Lehi's Bondage in Arabia", Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 2 (1997): 205–17; S. Kent Brown, De Jerusalén a Zarahemla: Estudios literarios e históricos del Libro de Mormón (Provo, UT: Centro de Estudios Religiosos de BYU, 1998), 55–59; Brown, “New Light from Arabia”, págs. 90–92. Sin embargo, tenga en cuenta la crítica en Aston, Lehi y Sariah en Arabia, 97–98.
  41. Su capacidad para escribir no necesita defensa; la mera existencia de sus registros lo atestigua. Sobre las habilidades de Lehi y Nefi en el trabajo de metales, véase John A. Tvedtnes, The Most Correct Book: Insights from a Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon, 2003), 78–97; Jeffrey R. Chadwick, "Lehi’s House at Jerusalem and the Land of his Inheritance", en Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely (Provo, UT: FARMS, 2004), 113–17; Neal Rappleye, “Lehi the Smelter”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 14 (2015): 223–25. Muchas inscripciones de Arabia del Sur están grabadas en bronce, lo que indica el valor de la habilidad de Nefi para escribir sobre superficies metálicas.
  42. Véase Potter y Wellington, Lehi in the Wilderness, pág. 64.

30 abril 2021

Evidencia del Libro de Mormón: España, una nación poderosa entre los gentiles.

Autor: www.evidencecentral.org
Traducción: Antonio Caballero

La Conquista de Tenochtitlán, de la serie Las Conquistas de México. Artista desconocido. 
Imagen via Wikimedia Commons

Reseña

La profecía de Nefi sobre una nación poderosa entre los gentiles que esparciría la descendencia de Lehi es excepcionalmente consistente con la conquista española de las Américas.

Resumen de evidencias

La profecía de Nefi

Poco antes de que su padre falleciera, Nefi profetizó a sus hermanos sobre el futuro esparcimiento y recogimiento de su pueblo. Él enseñó:

“Viene el tiempo, después que toda la casa de Israel haya sido dispersada y confundida, en que el Señor Dios levantará una nación poderosa entre los gentiles, sí, sobre la superficie de esta tierra; y nuestros descendientes serán esparcidos por ellos. Y después que nuestra posteridad haya sido dispersada, el Señor Dios procederá a efectuar una obra maravillosa entre los gentiles, que será de gran valor para nuestra posteridad.” (1 Nefi 22:7-8; cursiva agregada)

 Algunos lectores puede que asuman que la “nación poderosa” mencionada sea Estados Unidos. Por otro lado, el extraordinario ascenso de España como potencia mundial y sus tres siglos de dominio sobre gran parte del Nuevo Mundo podría verse como el cumplimiento preciso de la solemne profecía de Nefi.

"Ye Shall Have My Words" (tendréis mis palabras) por Judith Mehr

“El Señor Levantará”

Nefi señala que el Señor intervendría en el surgimiento de la susodicha nación. El descubrimiento y la conquista en el hemisferio Americano por parte de España la impulsó súbitamente de una entidad política relativamente insignificante a una potencia mundial sin precedentes.1 “Hasta finales de la Edad Media,” según William Maltby, “España había sido poco más que una expresión geográfica.”2 JH. Elliot, uno de los principales historiadores del Imperio Español, destaca la notable transformación de España de una tierra pobre en recursos naturales, dividida étnica, política y geográficamente, a un imperio internacional.

Durante algunos míticos decenios, España sería la mayor potencia de la Tierra y durante ese período sería de todo menos dueña de Europa; colonizaría nuevos y vastos territorios de ultramar; idearía un sistema gubernamental para administrar el imperio más grande y disperso que el mundo haya visto hasta ahora; y produciría una civilización muy distintiva, que haría una contribución única a la tradición cultural de Europa. Cómo todo esto pudo haber sucedido, y en tan poco tiempo, ha sido un problema que ha preocupado a generaciones de historiadores.3

 “Una nación poderosa entre los gentiles”

La unificación de España bajo la reina Isabel y el rey Fernando sentó las bases para que esa nación expandiera su poder e influencia en Europa y en otros lugares, creando "un imperio de ultramar de proporciones continentales.”4 Españoles de toda la Península Ibérica, según Hugh Thomas, “se establecerían en todo el Nuevo Mundo y, en casa, harían de su país recién unido una gran nación insuperable.”5

Las nuevas técnicas de navegación iniciadas por Colón y otros, abrieron nuevas rutas comerciales y aumentaron la comunicación internacional, lo que permitió a España y, más tarde, a otras naciones europeas gobernar y controlar tierras y pueblos de formas que antes eran imposibles.6 España, según William Maltby, “fue el primero en ejercer soberanía directa sobre grandes masas de tierra y civilizaciones avanzadas que contenían millones de habitantes no europeos.”7

Las carabelas de Cristóbal Colón, La Niña, La Pinta y La Santa María. Imagen vía history.com

“Sobre la superficie de esta tierra”

España expandió su territorio, poder e influencia cultural a través del descubrimiento y conquista de los pueblos del Nuevo Mundo. El saqueo de los tesoros Aztecas e Incas y la posterior explotación del trabajo de los pueblos originarios impulsaron el surgimiento y la expansión del poder español en todo el mundo. “El descubrimiento de enormes depósitos de plata en México y Perú (ninguna otra nación colonizadora disfrutó de una buena fortuna similar) determinó la historia del imperio y su carácter económico.” 8

En términos de territorio, las posesiones españolas eran vastas. A fines del siglo XVI, “[España] controlaba la mayor colección de territorios que el mundo había visto desde la caída del imperio romano. En cuanto al tamaño, era una empresa superior a la fundada por Roma.”9 En las Américas, “España gobernó toda una combinación de dependencias y colonias que constituían reinos propios, o partes de la gran España, Magnae Hispaniae, al igual que Aragón o Nápoles.”10 Sin embargo, todas estas dependencias, con sus administradores y gobernadores locales, formaban un reino bajo el gobierno del Rey de España.

“Y nuestros descendientes serán esparcidos por ellos”

Nefi profetizó sobre el esparcimiento de la simiente de Lehi por esta poderosa nación. Esta profecía se cumplió trágicamente cuando millones de pueblos originarios del hemisferio Americano fueron esclavizados y esparcidos por otras partes de las Américas.11 Por ejemplo, las poblaciones indígenas de las Bahamas y el Caribe fueron esclavizadas y comerciadas con América Central y del Sur.

Catalogados y encadenados, los esclavos fueron sometidos a crueldades tan horribles que muchos murieron antes de llegar a sus destinos. La exportación de Indios Centroamericanos comenzó en la década de 1510 para reemplazar la menguante fuerza laboral nativa en las Grandes Antillas. En unos pocos años, Darién y las Islas de la Bahía quedaron prácticamente despobladas, pero las exportaciones continuaron por la costa norte de Honduras. Durante las décadas de 1520 y 30, la trata de esclavos se trasladó a la vertiente del Pacífico. El número total de indígenas exportados de Nicaragua y Honduras, primeramente a Panamá y luego a Perú, puede haber alcanzado el medio millón, acelerando la formación de sociedades mestizas y ladinas en ambas provincias.12

Las estimaciones sugieren que, en las décadas posteriores a la conquista española de los Aztecas, entre doscientos mil y tres millones de mexicanos nativos pudieron haber sido forzados a la esclavitud.13 Según Fray Motolinía, “era tan grande la prisa por hacer esclavos en diferentes partes que fueron traídos a la Ciudad de México en grandes rebaños como ovejas, para que pudieran ser catalogados fácilmente.”14

Los nativos americanos del suroeste de América del Norte, incluidos los apaches, fueron esclavizados y obligados a trabajar en las minas de plata mexicanas.15 Los nativos de América del Sur también fueron esclavizados y reubicados por la fuerza en todo Perú, Chile y otros lugares.16 “Estas migraciones forzadas que abarcaron cientos o incluso miles de millas, así como las redes esclavistas que hacían posibles transacciones a tan larga distancia, eran impensables antes de la llegada de los españoles.”17

Representación artística de la retirada de Hernán Cortés de Tenochtitlán, la capital Azteca, en 1520, 
Imagen vía NPR

A mediados del siglo XVII, España comenzó a declinar como potencia mundial, pero gobernaría sus posesiones del Nuevo Mundo durante más de trescientos años. Lo cual tuvo un impacto duradero y significativo.

Logró, hasta un punto inaudito, imponer su idioma, fe y cultura a sus nuevos subyugados. Más de 300 millones de personas hablan español en la actualidad y es el idioma principal de 21 países. El catolicismo romano se convirtió en la fe dominante de América Central y del Sur, mientras que la arquitectura, la panorámica de la ciudad, el arte, la música y la literatura españolas se fusionaron con elementos indígenas para formar una nueva cultura vibrante que se ha convertido en una parte muy importante de la tradición cultural occidental.18

Inspirados en parte por la independencia de Estados Unidos de Gran Bretaña, así como por las dificultades de España en el conflicto europeo con Napoleón y Francia, los países que habían sido gobernados por España, uno por uno, buscaron y obtuvieron su propia independencia. “La gran estructura que se había creado a fines del siglo XV y principios del XVI se derrumbó tan rápidamente como se había levantado trescientos años después.”19 Para el año 1827, todos los países latinoamericanos, con excepción de Cuba y Puerto Rico, habían ganado su independencia de España.

“Una obra maravillosa entre los gentiles”

Moroni se aparece a José Smith en su habitación, por Tomm Lovell

En la noche del 21 de septiembre de 1823, un ángel llamado Moroni visitó a José Smith y declaró que Dios lo había elegido “como instrumento en su mano para ... llevar a cabo una obra maravillosa y un prodigio20. Un examen cuidadoso de esta frase tal y como se usa en el Libro de Mormón muestra que se refiere específicamente al surgimiento de las "palabras" del Libro de Mormón por medio del don y el poder de Dios, dando a conocer los convenios sagrados del Evangelio (2 Nefi 25:17-18; 27:14, 26; 29:1-2). Cuatro años más tarde, en 1827, José obtuvo este registro antiguo y comenzó a traducirlo.

Esto es claramente parte de la misma “obra maravillosa entre los gentiles” de la que profetizó Nefi (1 Nefi 22: 8; cursiva agregada). Sin embargo, Nefi profetizó que la “obra maravillosa” solo ocurriría después de que su descendencia hubiera sido esparcida por la nación de su profecía (v. 8). La correlación entre la pérdida de tierras estadounidenses por parte de España y la aparición del Libro de Mormón es consistente con el momento de la Restauración predicho por Nefi.21

"De gran valor para nuestra posteridad"

Nefi dijo que esta obra maravillosa sería “de gran valor para nuestra posteridad” (1 Nefi 22:9). Los convenios y ordenanzas del Evangelio, incluidos los que se hacen en los templos, se han dado a conocer y se están dando a conocer cada vez más a los descendientes de pueblos indígenas en todo el continente americano, en todas las tierras que alguna vez fueron poseídas y administradas por España.22

Conclusión

El ascenso de España de la relativa oscuridad a una potencia mundial, impulsado por los recursos del Nuevo Mundo, se ajusta a la profecía de Nefi sobre una nación poderosa entre los gentiles que extendería su poder sobre la tierra prometida y esparciría la simiente de Lehi. A un costo terrible y casi inimaginable para los pueblos y culturas indígenas, España esparció la semilla de Lehi y dejó un terrible historial de destrucción, a la vez que esas culturas se transformaron en lo que se conoció como América Latina. Sin embargo, para el año 1827, estaba a punto de comenzar un nuevo capítulo. Después de tres siglos de dominio, España había perdido prácticamente todo lo que había ganado a través de la conquista en el preciso momento en que el Libro de Mormón, una “obra maravillosa y un prodigio,” estaba a punto de aparecer.

OTRAS LECTURAS

Kirk Magleby, “Profecía cumplida 015”, Recursos del Libro de Mormón, 12 de diciembre de 2018.

Kirk Magleby, “Profecía cumplida 014”, Recursos del Libro de Mormón, 12 de diciembre de 2018.

Kirk Magleby, “Profecía cumplida 006”, Recursos del Libro de Mormón, 2 de diciembre de 2018.

ESCRITURAS RELEVANTES

1 Nefi 22: 7–8

2 Nefi 25: 17–18

2 Nefi 27:14

2 Nefi 27:26

2 Nefi 29: 1–2

Referencias y notas finales

1 “Tierra seca, estéril y empobrecida: el 10 por ciento de su suelo es roca desnuda; 35 por ciento pobres e improductivos; 45 por ciento moderadamente fértil; 10 por ciento rico. Una península separada del continente europeo por la barrera montañosa de los Pirineos, aislada y remota. Un país dividido en sí mismo, roto por una alta meseta central que se extiende desde los Pirineos hasta la costa sur. Sin centro natural, sin rutas fáciles. Fragmentado, dispar, un complejo de diferentes razas, idiomas y civilizaciones: esto era y es España. La falta de ventajas naturales parece paralizante. Sin embargo, en los últimos años del siglo XV y los primeros años del XVI, pareció repentinamente, e incluso milagrosamente, haber sido superado. España, durante tanto tiempo mera expresión geográfica, de alguna manera se transformó en un hecho histórico”. J. H. Elliott, Imperial Spain 1469-1716 (Londres: Penguin Books: 2002), 13.

2 William Maltby, The Rise and Fall of the Spanish Empire (Nueva York, NY: Palgrave Macmillan, 2009), 6.

3 “Esto a su vez sugiere un corolario, no menos relevante para España: ¿cómo esta misma sociedad pierde su ímpetu y su dinamismo creativo, quizás en un período de tiempo tan corto como el que tardó en adquirirlos?”. (Elliott, 13 años). Nefi, tal vez, sugiera que la respuesta se encuentra en la naturaleza de los juicios de Dios que vienen sobre todas las naciones (2 Nefi 25: 3).

4 Carolyn Hall y Hector Pérez Brignoli, Atlas histórico de América Central (Norman, OK: University of Oklahoma Press, 2003), 30.

5 Hugh Thomas, Rivers of Gold: The Rise of the Spanish Empire, from Columbus to Magellan (Nueva York, NY: Random House, 2005), 537. Cursiva agregada.

6 Hall y Brignoli, Atlas histórico de Centroamérica, 31.

7 Maltby, El ascenso y la caída del Imperio español, 2.

8 Maltby, El ascenso y la caída del Imperio español, 3.

9 Hugh Thomas, Un mundo sin fin: España, Felipe II y el primer imperio global (Nueva York, NY: Random House, 2014), 286.

10 Thomas, Mundo sin fin, 286.

11 Para una introducción general al tema, ver Andrés Resendez, The Other Slavery: The Uncovered Story of Indian Enslavement in America (Boston, MA: Mariner Books, 2016). El autor proporciona varios mapas útiles de las dispersiones de los nativos americanos en las páginas 38 y 138.

12 Hall y Brignoli, Atlas histórico de Centroamérica, 116.

13 Resendez, The Other Slavery, 62, 65.

14 Resendez, La otra esclavitud, 135.

15 Resendez, The Other Slavery, 134-135.

16 Resendez, The Other Slavery, 132-134.

17 Resendez, The Other Slavery, 135. Los líderes de los Santos de los Últimos Días han enseñado que la dispersión de la gente del Libro de Mormón ha tenido lugar en América del Norte y del Sur. El presidente Spencer W. Kimball enseñó: “Los lamanitas estaban esparcidos por todo Estados Unidos. Cortés vino aquí y Pizarro se fue a Sudamérica. Tuvieron una gran influencia sobre la gente. Los esparcieron y los persiguieron”. Informe oficial de la Conferencia de Área de Monterrey México de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, celebrada en Monterrey, México, el 19 y 20 de febrero de 1977 (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1978), 2.

18 Maltby, The Rise and Fall of the Spanish Empire, 2. Véase también J. H. Elliot, Empires of the Atlantic World: Britain and Spain in America 1492–1830 (New Haven, CT: Yale University Press, 2007), 409–410.

19 Hall y Brignoli, Atlas histórico de Centroamérica, 31.

20 Karen Lynn Davidson, Daivid J. Whittaker, Mark Ashurst-McGee, Richard L. Jensen, eds., Joseph Smith Papers Histories Volumen 1: Joseph Smith Histories, 1832–1844 (Salt Lake City, UT: Church Historian’s Press, 2012), 59. Cursiva añadida.

21 Si bien el papel de España en la dispersión del pueblo de Lehi fue muy importante en términos de escala, es evidente que otros grupos y naciones gentiles de América del Norte y del Sur también se han involucrado en la dispersión. Nefi vio que serían esparcidos y heridos por “muchas multitudes de gentiles en la tierra prometida” (1 Nefi 13:14), y Lehi profetizó que esto lo harían “otras naciones” que les quitarían sus tierras y posesiones (2 Nefi 1:11).

22 Para obtener una lista de los templos que se han construido, están en construcción o anunciados en diciembre de 2020, consulte “Lista de templos”, en línea en churchofjesuschrist.org.

Texto original: https://evidencecentral.org/evidence/spain-the-mighty-nation

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